LA ABUELA OFRECE UNA ORIENTACIÓN MARAVILLOSA.

Con frecuencia, nuestros abuelos nos proporcionan consuelo, sabiduría y dirección cuando más lo necesitamos. En esta historia, una abuela ofrece orientación directa a su nieta en un momento difícil. A pesar de que el autor de este ensayo es desconocido, cualquiera puede apreciar su perspicaz consejo debido a la inclusión de una verdad universal.

Una joven necesitaba ayuda de su abuela.
No estaba segura de cómo superaría la lucha por su vida. Su abuela le trajo zanahorias, huevos y café. Le explicó que representaban las tres características que necesitaba para tener éxito: determinación, fe y fuerza. Con estas tres cosas, la joven fue capaz de superar una gran variedad de obstáculos.

La abuela la llevó a la cocina.
Llenó tres ollas de agua y las puso al fuego.

Las ollas hirvieron rápidamente. El primer reno recibió una zanahoria, el segundo un huevo y el último café molido. Sin decir una palabra, la abuela les dejó cocer.

Al cabo de unos instantes, la abuela apagó los quemadores. La señora sacó las zanahorias de la olla y las colocó en un cuenco. La señora transfirió los huevos de la olla al cuenco. La señora transfirió los granos de café molidos a un tarro después de sacarlos de la olla.

La abuela hizo un comentario Las zanahorias son beneficiosas para la vista. Los huevos son beneficiosos para el cerebro. Además, el café aumenta la energía”.

¿Qué vio la nieta, preguntó la abuela? La nieta usó café, huevos y zanahorias. Se vio obligada a tocar la zanahoria mientras la abuela la acercaba. Después, la abuela rompió los huevos.

Descubrió que el huevo estaba duro después de quitarle la cáscara. La abuela le indicó que probara el café. Su nieta sonrió al aspirar su fuerte aroma. Más tarde, la nieta preguntó por su significado.

Según la abuela, a pesar de estar expuestos al agua hirviendo, cada una de estas pruebas tenía un comportamiento diferente. Las zanahorias, los huevos y los granos de café cambiaban de forma distinta al hervir el agua. Tras la cocción, la zanahoria, dura y rígida, se ablandaba. La fina cáscara del huevo protegía su interior líquido a pesar de su fragilidad. Sin embargo, su interior se endurecía en agua caliente. Había distintos granos de café. Al hervir el agua, éstos cambiaron.

La abuela preguntó si su nieta era un grano de café, un huevo o una zanahoria. Después de pensarlo un poco, la nieta respondió: “¿Es posible que, a pesar de mi aspecto fuerte, también experimente tristeza e infelicidad?

¿Me estoy volviendo quebradiza o más débil?”.
“Las zanahorias son como las personas que empiezan siendo fuertes pero sufren y mueren para volverse débiles”.

“¿Me parezco a un huevo duro calentado que cambia de forma? Solía ser una persona flexible, pero después de perder a un ser querido, pasar por un divorcio, tener dificultades económicas o pasar por otras cosas, me volví rígido y duro…”. “Los huevos son comparables a las personas cuyos corazones muestran inicialmente flexibilidad antes de cambiar con el tiempo.
circunstancias desafiantes al pasar por su alma se vuelve duro y solidificado.”
“Mantengo la misma apariencia, pero ¿estoy amargado por dentro, con un corazón y un espíritu duros?”.

El agua caliente sabe mejor con café. Incluso cuando las cosas van mal, el grano arregla y cambia el ambiente. Cuando está más oscuro y es más difícil, el haba crece más alto.

¿Eres la zanahoria, el huevo o el café cuando te enfrentas a un reto? Este cuento me hizo reflexionar sobre cómo reacciono ante la presión. ¿Eres consciente de quién eres? ¡Envía esta parábola a tus amigos y familiares!

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